lunes, 16 de abril de 2012

La decadencia de la realeza

La foto es reciente, que el Torpón aún tiene el ojo a la virulé del tropecientostantos accidente "caseros", cuando confundió una puerta maciza con una virtual...

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Miras la sonrisa de esta mujer y te parece imposible que se dedique a organizar matanzas de animales, por el mero placer de matar, ¿verdad?
Pero así es la vida, las apariencias engañan y un rostro bonito y simpático puede esconder un alma negra, sin sentimientos.

Sayn-Wittgenstein, que pasa largas temporadas en España, ha sido vinculada sentimentalmente con el Rey de forma reiterada en los últimos años. La princesa, de 46 años, divorciada y madre de dos hijos, es una gran aficionada a la caza y la vela, dos pasiones que comparte con Don Juan Carlos. También ha actuado como "representante" del monarca ante el príncipe Alwaleed bin Talal, que posee una de las mayores fortunas de Arabia Saudí y ocupa el puesto 29 en la lista Forbes de los personajes más ricos del mundo.

Todo gira alrededor del dinero, como es habitual en quienes lo tienen y quieren más. No olvidemos que el Rey lleva amorrado a sus "primos" musulmanes desde hace muchos años, haciendo negocios con ellos, del tipo "Tú me das esto y yo te doy aquello", de ahí que no haya manera de librarse de los moros que nos exprimen acaparando las ayudas sociales y la sanidad.

Ahora, al haber saltado la liebre -o el elefante-, van todos histéricos intentando tapar cosas. Pues anda que un elefante no se tapa con la alfombra de la salita...

Un portavoz oficial de la Casa del Rey señaló ayer a este periódico que Don Juan Carlos se trasladó a Botsuana el pasado domingo con "un grupo de acompañantes", pero rehusó revelar su identidad con el argumento de que se trataba de un "viaje privado" del monarca. El mismo portavoz aseguró que la cacería fue "una invitación" al jefe del Estado que "no ha tenido coste alguno", pero tampoco desveló de quién partió esa invitación. Durante su estancia en África, el Rey estuvo siempre acompañado por un médico de su equipo habitual y tres escoltas de su dispositivo de seguridad, todos ellos pagados con fondos públicos.

Este comunicado apesta desde el mismo momento en que la web del matadero desapareció de la vista nada más producirse el accidente casero. Sí casero, ya que ocurrió bajando unas escaleras que, al ser del campamento, no creo que tuviesen más de dos o tres peldaños.

Ahora me pregunto si todo esto es para desviar la atención, mmmh... Pero no lo creo porque aunque cueste de entender tanta torpeza, es normal en los Torpones.

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